Nina a sus siete meses comienza a sufrir sus primeras caías
sábado, 22 de noviembre de 2008
viernes, 21 de noviembre de 2008
Agú ta-ta
Ya quedó atrás la época de los baberos, un babero cada treinta minutos, llegando a tener toda la baranda de la escalera con los baberos secando.
Andas en la época de llevarte todo a la boca, que bestia, gran parte de tu contacto con el mundo es vía la boca (la esponjita del baño, los pies a la boca...)
Van apareciendo tus dos primeros dientecitos.
Tus manitos van puliendo sus movimientos, aprender a sostener las cosas, agarrarlas, a usar tus dedos, el dedo pulgar
Ya tu cuerpo se puede mantener sentadito
Te gusta estar parada.
Todavía no sabes gatear pero la posición de tu cuerpo esta lista, tu cuerpo en posición gateo, pero todavía no sabes llevar tus brazos hacia delante.
Has descubierto que puedes moverte sin gatear y ya te has caído dos veces de la cama.
Cuando te emocionas, cuando te gusta algo meces el cuerpo hacia delante una y otra vez y haces un sonidito al respirar. Pura emoción.
El descubrimiento de los sonidos que puedes hacer con la boca (agu ta-ta)
Te gusta mover los brazos, a veces cuando nos vamos nos despedimos moviendo el brazo, tu respondes, creo que hay en ti ya las primeras manifestaciones de un proto-saludo.
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La comidita
Llevas con nosotros un poco más de siete meses, unos 225 días, mientras tant tu papá ya lleva por acá unos 12850 días.
Después de cumplir tus seis meses, has comenzado a probar tus primeras comiditas. El menú del almuerzo consiste en hígado de pollo, zapallo, zanahoria y papa amarilla. Por la noche mazamorra de maicena, chuño o manzana. A media mañana alguna frutita como plátano de la isla y jugo de granadilla. El primer día como que no sabías muy bien que hacer con la comidita en la boca, pero claro que esta ahí el instinto y la terminas pasando. Semanas después, ya llevas bien tu comida, pasas, pides más si no te dan el siguiente bocado pronto y me encanta verte toda embarrada. También a veces como que te aburres con la comidita de siempre, así que vamos a tener que agregar nuevas cosas a tu dieta. Y eso sí, comes mejor con cualquier otra persona que no sea tu madre, ves a tu mamá y tus ojitos pasan apuntar directamente la teta. Hay también otras ocasiones en que comienzo a darte tu comida, todo arranca bien, primera, segunda probada y luego te niegas abir la boca, hay que hacerte un poco de circo para que comas, a veces funciona pero otras te sigues negando abrir la boca, de nada sirve apretar con la cucharita tratando de forcejear tu boquita, tendrá que venir tu mamá un ratin, darte un poquito de teta y probablemente tu animo cambie. A veces puedes ser una renegoncita y tu mamá dice que te pareces a mi. Y también están esos momentos en que te llevas la cucharita a la boca, la comida se convierte en tu mano en una especie de plastilina derretida, y todo termina convertido en una especie de chiquerito. Y ni se diga de esos momentos en que arrojas la comida que ya tienes en la boca… Prrrrrrr
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Cambio de cuarto
Hace como un par de meses que tu sueño durante la noche ha pasado a ser de corrido y estable. Al fin he vuelto a disfrutar de lo que es poder dormir de corrido. Te vas durmiendo a eso de las once y te vas despertando a las seis de la mañana directa a la teta de tu mamá y el momento de pasar a la cama a dormir entre nosotros pequeña cachorrita.
Hace tres días que has pasado en tu cuna a dormir a tu cuarto. Por el momento todo tranquilo, sigues durmiendo de corrido, aunque con el primer llanto de la mañana tu madre o yo nos levantamos a verte. Por el momento se ha hecho costumbre que con la primera teteada matutina pases a la cama, a mi me gusta tenerte entre nosotros. Vamos a ver como van las cosas, parece sencillo, las cosas no son tan dramáticas como alguna vez me la pintaron.
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Más de 1300 pañales
El otro día leía sobre la inauguración de una nueva fábrica de pañales que iba a producir un promedio de millón por día. Me pareció excesivo el número, me preguntaba si realmente podía existir tanta demanda de pañales. Después he sacado la cuenta de cuantos pañales vas usando hasta el momento: 1350. Eso significa además, que tu madre te debe haber cambiado de pañal más de 1300 veces. Mientras tanto mi contribución en ese sentido ha sido bastante modesta.
No me gusta mucho cambiar los pañales, mejor dicho, me cuesta terminar de poner el pañal con precisión, debo reconocer cierta torpeza de mi parte. Eso sí, soy más bien bastante bueno distrayéndote mientras tu madre te cambia de pañales. Aunque, estas últimas semanas cambiarte los pañales se ha vuelto a veces complicado, tú ya no soportas estar pasiva sobre el cambiador y comienzas a moverte, y ahora además que ya aprendiste a voltearte hay que ponerte el pañal contigo boca abajo.
De paso, debo admitir que sufro un poco cuando hay que cambiarte de ropa, básicamente eso de pasar un bracito tuyo a través de la manga larga cuando tu estas en pleno movimiento…temo quebrarte el brazo a la vez que voy comprobando, lo flexible que es tu cuerpo.
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miércoles, 3 de septiembre de 2008
Los 150 días de Nina
Mi suegra mandó un mail con la siguiente noticia: HOY NINA CUMPLE 150 DIAS MARAVILLOSOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Uau… Hace 150 días que esta con nosotros y todavía no puedo descifrar del todo el impacto de su llegada.
He sido un tipo con altas dosis de pesimismo. Alguna vez un amigo me llamo bromeando “el sobrino de Ciorán” por mi fascinación al pensador de origen rumano, entre cuyos libros había uno cuyo titulo me divertía: El inconveniente de haber nacido.
Sin embargo, debo admitir y decirlo: el nacimiento de Nina ha traído felicidad.
Vaya palabra que sale de mis labios, pero he caído rendido a sus encantos para descubrir la sencillez de la que esta hecha la felicidad. Por mucho tiempo jamás me hubiese permitido aceptar dicha palabra como parte de mi vocabulario.
Gracias por estos 150 días pequeña cachorrita.
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sábado, 16 de agosto de 2008
Amor sin tiempos
(A continuación, un texto de mi chica que vale la pena leer y en donde comparte un poco algunas sensaciones y experiencias en torno a la lactancia y la maternidad)
Durante el breve pero intenso tiempo que llevo amamantando, he recibido numerosos comentarios y consejos en la línea de programar un tiempo fijo para la lactancia, de quienes me miran sorprendidos por no estar dando el pecho con un reloj al lado. Y yo no puedo dejar de preguntarme cada vez que oigo estas propuestas, si es que se le pueden poner tiempos y minutos al amor. Pienso por ejemplo, si cuando uno hace el amor se programa, tipo, “ya, me besarás –o te besaré- 20 minutos de este lado, 20 minutos del otro…luego tendrás que esperar tanto tiempo antes de que te vuelva a besar, o a amar…¡¿?!
El pediatra, al salir de la clínica con mi bebé me dio la indicación: “10 minutos de un lado, 10 minutos del otro, y punto”, “más es pura succión, es perder el tiempo”, me dijo. Confieso que sentí una inmensa frustración pues por mucho que lo intentara, me era imposible cumplir con la indicación. Me tomó un tiempo reponerme, y poder preguntarme qué me estaba diciendo esta persona, qué me dicen esta serie de comentarios. ¿Me están diciendo acaso que la experiencia de amamantar y ser amamantado, se reduce a la cantidad de leche que se brinda o recibe? ¿Se trata solamente de una actividad de orden “digestivo”, cuyo valor puede medirse en cantidades concretas de líquido y de minutos?
Otro pediatra lo decía de este modo: “el bebé tiene que aprender que a la teta se va para comer, que la teta es el lugar del alimento (es decir, “de nada más”). Se dice casi como previniendo de algo malo o peligroso que viene con el pecho si es que no se restringe al alimento, y si esto además, no se traduce en un control de los minutos. Frases como: “no debes dejar que el bebé esté en la teta sin tomar”,”sino está sólo jugando”, “no debes dejar que se duerma en la teta”, “no debes dejar que asocie teta y sueño”…en fin. No dejo de sorprenderme frente a estas frases, a la facilidad con que se dicen y quiero darme el espacio para pensarlas y discutirlas un poco.
Primero, sólo como un detalle, me llamó desde un comienzo la atención la famosa frase “el bebé tiene que aprender…” (con sus infinitos complementos: tiene que aprender que a la teta solo se va para comer…tiene que aprender que ese es su tiempo para comer, dormir, etc., etc.). Yo me pregunto si el bebe “t-i-e-n-e” que aprender, o va aprendiendo en el camino, en aprendizajes que se van dando naturalmente, acompañando a los procesos y no como imposiciones ni forzamientos (es curioso como los “tiene que aprender” siempre van acompañados de un tono tenso, casi castrense).
En cuanto a las indicaciones de tiempo fijo, me pregunto cómo estas pueden ser dadas de forma universal, “en serie”, sin saber cómo es el bebé que cada madre tiene al frente. Mi bebé tiene un ritmo bastante lento y suave para tomar la leche, que puede ser algo complicado, pero me queda claro que ese es SU ritmo. Al inicio, tanto las indicaciones del pediatra como los comentarios me hicieron sentir y pensar que algo estaba mal con mi bebé que no podía, cual concurso de comida, comer todo en 10 o 20 minutos; o conmigo, que no podía satisfacerla. Ahora me es claro que desde la ignorancia yo estaba intentando imponerle algo que no era ni es propio a ella, y por tanto, y por suerte, ella se resistía. En nuestro caso, aproximadamente hacia los 20 minutos, Nina recién está empezando a obtener la leche final o leche grasa; ¿debía yo dejarla sin esta leche y todos sus nutrientes, de seguir la indicación médica? ¿No es paradójico –por no decir indignante- que esta indicación provenga de una figura que se supone debe cuidar su crecimiento saludable? ¿A cuántas madres se les habrá dado la misma indicación, cuántas lo habrán intentado, cuántas estarán ciñendo a su niño a 10 o 20 o X minutos, necesitando su hijo más, “porque eso es lo que les dijo el doctor”?
Y con este “necesitando más” no me refiero solo a alimento. ¿Cómo así, necesitaría que me expliquen, hay que enseñarles a los bebés a que “a la teta solo se va para comer”, cuando años de años de investigación en varios campos han mostrado y demostrado el valor de la lactancia en muchos aspectos más que sólo el alimenticio? En varios campos este es ya un conocimiento básico, ¿por qué razón, entonces, un bebé tendría que aprender algo tan errado? Pienso en un experimento que llamó mucho mi atención cuando era estudiante de psicología; el famoso experimento de Harlow y los monitos, que dicho en sencillo, mostraba que los monitos preferían ir hacia una “madre” (no eran madres sino simulaciones) que les daba menos alimento pero les daba cierto confort y calor, que a una
“madre – biberón” de alambre, que les daba el alimento pero nada más. En todo caso, los monitos, muy vivos, no exponían su supervivencia e iban a la “madre” de alambre solo lo justo para satisfacer su necesidad de alimento, pero para su necesidad de confort y calor buscaban a la otra “madre”, con la que buscaban permanecer mucho más tiempo. Porque el calor, el confort, el consuelo, el abrigo, la seguridad, el ritmo en común, la calidez, también son una necesidad para los bebés, tan -o más- importantes para su crecimiento como el alimento. Tan o más, porque son necesarios para su “supervivencia” psíquica, para lo que hace que seamos algo más que sólo organismos que se alimentan, lo que nos da existencia como persona. Y esto no es discurso; me es evidente desde mi experiencia de lactancia, y por lo que he podido compartir lo es para cada madre que amamanta, cómo un bebé busca –y generalmente encuentra, por suerte- mucho más que leche en el pecho de su madre. ¿Por qué entonces pretenden que nos comportemos como madres de alambre?
Me da la impresión que los miles de consejos que suelo recibir como madre primeriza, se podrían organizar, grosso modo, en dos grupos. Los que están centrados, o cuyo fin último es asegurar la comodidad de los padres; y del otro lado los que se dirigen en primera instancia al bienestar del bebé. Los que se centran en la comodidad de los padres, buscan que los bebés “aprendan”, que siempre es que aprendan aquello que los papás quieren que aprendan, lo que les viene bien a ellos: a dormir de largo, a tener un horario fijo, a tener minutos fijos para estar en el pecho, a no estar en brazos, a no dormirse siendo mecidos… contrariamente a lo que el bebé necesita: estar mucho en brazos que le den calor y cariño; ser mecido para retomar el ritmo que ha vivido durante tanto tiempo en el vientre, para sentirse en un ritmo común, casi como en un baile de amor; estar mucho al pecho y recibir el cobijo, la calidez, la disponibilidad y el amor de su madre; entrar al sueño con seguridad, en fin… ¿no es acaso muy temprano para tener que lidiar con la soledad y la angustia, en nombre de una autonomía, para quien ha vivido no en brazos sino dentro del cuerpo de otro hasta hace muy poco tiempo? Una conocida niñera experta dice a los padres, por ejemplo, entre sus argumentos para no mecer al bebé, si se imaginan cargando a una bolsa de papás de x kilos que será lo que pronto pesará el bebé… más claro no puede estar del lado de los intereses de quién está: la preocupación es cuánto le pesará a los papás, no cuál es la necesidad del bebé… ¿O sea que si el bebé no pesara, si se quedara del tamaño de un gato por ejemplo, ahí sí no habría problema en cargarlo y mecerlo? Creo firmemente que la discusión de si un bebé necesita o no, si le hace bien o no estar en brazos, no pasa absolutamente en nada por cuánto pesan los bebés. Y así como este, en cada uno de los casos, cuando escucho o pienso que mi bebé tiene que aprender algo, me pregunto para satisfacer a quién tendría que aprender eso… casi siempre confirmo que se trata de imposiciones para hacernos más cómoda la vida a los padres. Imposiciones poco inocuas, además, pues en la mayoría de los casos, si no en todos, pasan en el camino y en nombre del tal aprendizaje por hacer sufrir y violentar al bebé. Los “tiene que aprender” van acompañados de “déjalo llorar”. Son casi sinónimos. Si el bebé “tiene que aprender” a esperar dos horas o tres entre toma y toma, quiere decir que si pide teta antes de ese tiempo, una no se la debe dar, por tanto hay que dejarlo llorar (seguirá llorando pues su necesidad no está siendo atendida… a no ser que “aprenda” la desilusión). Si uno le da el pecho 10 o 20 o X minutos y luego se lo quita porque esa es la indicación, el bebé probablemente llore, ahí inmediatamente vendrá el ”tiene que aprender”, que nuevamente querrá decir “déjalo llorar”, (otra vez, sin atender su necesidad) Igual para hacerlo dormir: si llora, no lo levantes, pues “tiene que aprender” a dormir solo; o sea, déjalo llorar. Y probablemente estos métodos funcionen y sean muy efectivos para esos aprendizajes, seguro. Pero lo que yo me estoy preguntando es si el bebé realmente “tiene que aprender” todo eso, si lo tiene que aprender en ese momento tan temprano y para quién tiene que aprenderlo. Si lo vemos desde el bebé, ¿es esa realmente su necesidad?, ¿llorar y no ser atendido?, ¿recibir experiencias de frustración en lugar de satisfacción de sus necesidades?, ¿pasar tan pronto por la vivencia de ser él quien se tiene que acomodar para hacerle la vida más fácil a sus padres?
Me he preguntado si tiene que ser así, si no puede haber un equilibrio o un término medio… En cada caso o ejemplo concreto lo he encontrado difícil, me ha parecido cada vez que siempre se toma una opción u otra. Claro que es imposible estar siempre 100 por ciento de un lado o del otro… Y me pregunto si el equilibrio mayor tal vez no estará en los momentos de la vida, quiero decir, hasta que nuestro bebé ha nacido hemos sido nosotros los priorizados por otro, probablemente, y luego, por nosotros mismos: hemos priorizado nuestra vida de pareja, nuestro desarrollo profesional o lo que sea. ¿No será acaso, cuando se tiene un recién nacido, un momento de ceder nuestro lugar de prioridad -y de búsqueda de nuestras comodidades-, por el bienestar de nuestro pequeño? ¿Es que acaso razones de “comodidad” nuestras pueden estar al mismo nivel o por sobre las de “necesidad” suyas, en un momento tan fundante de su desarrollo?
Y con esto no quiero negar para nada lo difícil de la tarea. Lo duro, lo agotador, el cansancio y hasta la desesperación que una como madre llega a sentir. Nada menos cierto que la imagen de la maternidad color rosa que nos han vendido. Es mucho más difícil de lo que una pudo imaginar y prever, estar a disposición de otro. Se habla del estado de dependencia de los bebés, pero no se nos advierte sobre el estado de dependencia en el que una también entra. No es fácil imaginar lo difícil que esto puede llegar a ser. Lo desconcertante, abrumador… En fin, pues, creo que es una tarea muy exigente con una misma… Solo para empezar, exige tolerar lo inestructurado, lo caótico o desordenado que todo parece volverse. Pero más que desorden, creo que se trata de la transformación absoluta y repentina de un orden anterior, en bastante grado imprevisible. Y esto nos sorprende, casi nos asalta. Pero creo que también nos reta y confronta, confronta nuestros límites y nos exige extenderlos. Tal vez el intentar poner horarios fijos dé una ilusión de tener todo ese caos bajo control, tal vez dé un aparente orden… a una. ¡Y por supuesto que una siente que lo necesita! Pero, nuevamente, volviendo al inicio y volviendo al bebé, me pregunto qué puede darle a él que su madre se ofrezca “con los minutos contados”. Me pregunto si no será un momento de “crear” un nuevo orden, no desde los relojes, sino dentro nuestro, un orden “de otro orden”, que no pase por someter o controlar a nuestro bebé, sino que nos permita dar cabida a lo que antes no existía… y entrar juntos a habitar –temporalmente-en una nueva sensación del tiempo.
Carolina, Mamá de Nina hace 4 meses y diez días
Durante el breve pero intenso tiempo que llevo amamantando, he recibido numerosos comentarios y consejos en la línea de programar un tiempo fijo para la lactancia, de quienes me miran sorprendidos por no estar dando el pecho con un reloj al lado. Y yo no puedo dejar de preguntarme cada vez que oigo estas propuestas, si es que se le pueden poner tiempos y minutos al amor. Pienso por ejemplo, si cuando uno hace el amor se programa, tipo, “ya, me besarás –o te besaré- 20 minutos de este lado, 20 minutos del otro…luego tendrás que esperar tanto tiempo antes de que te vuelva a besar, o a amar…¡¿?!
El pediatra, al salir de la clínica con mi bebé me dio la indicación: “10 minutos de un lado, 10 minutos del otro, y punto”, “más es pura succión, es perder el tiempo”, me dijo. Confieso que sentí una inmensa frustración pues por mucho que lo intentara, me era imposible cumplir con la indicación. Me tomó un tiempo reponerme, y poder preguntarme qué me estaba diciendo esta persona, qué me dicen esta serie de comentarios. ¿Me están diciendo acaso que la experiencia de amamantar y ser amamantado, se reduce a la cantidad de leche que se brinda o recibe? ¿Se trata solamente de una actividad de orden “digestivo”, cuyo valor puede medirse en cantidades concretas de líquido y de minutos?
Otro pediatra lo decía de este modo: “el bebé tiene que aprender que a la teta se va para comer, que la teta es el lugar del alimento (es decir, “de nada más”). Se dice casi como previniendo de algo malo o peligroso que viene con el pecho si es que no se restringe al alimento, y si esto además, no se traduce en un control de los minutos. Frases como: “no debes dejar que el bebé esté en la teta sin tomar”,”sino está sólo jugando”, “no debes dejar que se duerma en la teta”, “no debes dejar que asocie teta y sueño”…en fin. No dejo de sorprenderme frente a estas frases, a la facilidad con que se dicen y quiero darme el espacio para pensarlas y discutirlas un poco.
Primero, sólo como un detalle, me llamó desde un comienzo la atención la famosa frase “el bebé tiene que aprender…” (con sus infinitos complementos: tiene que aprender que a la teta solo se va para comer…tiene que aprender que ese es su tiempo para comer, dormir, etc., etc.). Yo me pregunto si el bebe “t-i-e-n-e” que aprender, o va aprendiendo en el camino, en aprendizajes que se van dando naturalmente, acompañando a los procesos y no como imposiciones ni forzamientos (es curioso como los “tiene que aprender” siempre van acompañados de un tono tenso, casi castrense).
En cuanto a las indicaciones de tiempo fijo, me pregunto cómo estas pueden ser dadas de forma universal, “en serie”, sin saber cómo es el bebé que cada madre tiene al frente. Mi bebé tiene un ritmo bastante lento y suave para tomar la leche, que puede ser algo complicado, pero me queda claro que ese es SU ritmo. Al inicio, tanto las indicaciones del pediatra como los comentarios me hicieron sentir y pensar que algo estaba mal con mi bebé que no podía, cual concurso de comida, comer todo en 10 o 20 minutos; o conmigo, que no podía satisfacerla. Ahora me es claro que desde la ignorancia yo estaba intentando imponerle algo que no era ni es propio a ella, y por tanto, y por suerte, ella se resistía. En nuestro caso, aproximadamente hacia los 20 minutos, Nina recién está empezando a obtener la leche final o leche grasa; ¿debía yo dejarla sin esta leche y todos sus nutrientes, de seguir la indicación médica? ¿No es paradójico –por no decir indignante- que esta indicación provenga de una figura que se supone debe cuidar su crecimiento saludable? ¿A cuántas madres se les habrá dado la misma indicación, cuántas lo habrán intentado, cuántas estarán ciñendo a su niño a 10 o 20 o X minutos, necesitando su hijo más, “porque eso es lo que les dijo el doctor”?
Y con este “necesitando más” no me refiero solo a alimento. ¿Cómo así, necesitaría que me expliquen, hay que enseñarles a los bebés a que “a la teta solo se va para comer”, cuando años de años de investigación en varios campos han mostrado y demostrado el valor de la lactancia en muchos aspectos más que sólo el alimenticio? En varios campos este es ya un conocimiento básico, ¿por qué razón, entonces, un bebé tendría que aprender algo tan errado? Pienso en un experimento que llamó mucho mi atención cuando era estudiante de psicología; el famoso experimento de Harlow y los monitos, que dicho en sencillo, mostraba que los monitos preferían ir hacia una “madre” (no eran madres sino simulaciones) que les daba menos alimento pero les daba cierto confort y calor, que a una
“madre – biberón” de alambre, que les daba el alimento pero nada más. En todo caso, los monitos, muy vivos, no exponían su supervivencia e iban a la “madre” de alambre solo lo justo para satisfacer su necesidad de alimento, pero para su necesidad de confort y calor buscaban a la otra “madre”, con la que buscaban permanecer mucho más tiempo. Porque el calor, el confort, el consuelo, el abrigo, la seguridad, el ritmo en común, la calidez, también son una necesidad para los bebés, tan -o más- importantes para su crecimiento como el alimento. Tan o más, porque son necesarios para su “supervivencia” psíquica, para lo que hace que seamos algo más que sólo organismos que se alimentan, lo que nos da existencia como persona. Y esto no es discurso; me es evidente desde mi experiencia de lactancia, y por lo que he podido compartir lo es para cada madre que amamanta, cómo un bebé busca –y generalmente encuentra, por suerte- mucho más que leche en el pecho de su madre. ¿Por qué entonces pretenden que nos comportemos como madres de alambre?
Me da la impresión que los miles de consejos que suelo recibir como madre primeriza, se podrían organizar, grosso modo, en dos grupos. Los que están centrados, o cuyo fin último es asegurar la comodidad de los padres; y del otro lado los que se dirigen en primera instancia al bienestar del bebé. Los que se centran en la comodidad de los padres, buscan que los bebés “aprendan”, que siempre es que aprendan aquello que los papás quieren que aprendan, lo que les viene bien a ellos: a dormir de largo, a tener un horario fijo, a tener minutos fijos para estar en el pecho, a no estar en brazos, a no dormirse siendo mecidos… contrariamente a lo que el bebé necesita: estar mucho en brazos que le den calor y cariño; ser mecido para retomar el ritmo que ha vivido durante tanto tiempo en el vientre, para sentirse en un ritmo común, casi como en un baile de amor; estar mucho al pecho y recibir el cobijo, la calidez, la disponibilidad y el amor de su madre; entrar al sueño con seguridad, en fin… ¿no es acaso muy temprano para tener que lidiar con la soledad y la angustia, en nombre de una autonomía, para quien ha vivido no en brazos sino dentro del cuerpo de otro hasta hace muy poco tiempo? Una conocida niñera experta dice a los padres, por ejemplo, entre sus argumentos para no mecer al bebé, si se imaginan cargando a una bolsa de papás de x kilos que será lo que pronto pesará el bebé… más claro no puede estar del lado de los intereses de quién está: la preocupación es cuánto le pesará a los papás, no cuál es la necesidad del bebé… ¿O sea que si el bebé no pesara, si se quedara del tamaño de un gato por ejemplo, ahí sí no habría problema en cargarlo y mecerlo? Creo firmemente que la discusión de si un bebé necesita o no, si le hace bien o no estar en brazos, no pasa absolutamente en nada por cuánto pesan los bebés. Y así como este, en cada uno de los casos, cuando escucho o pienso que mi bebé tiene que aprender algo, me pregunto para satisfacer a quién tendría que aprender eso… casi siempre confirmo que se trata de imposiciones para hacernos más cómoda la vida a los padres. Imposiciones poco inocuas, además, pues en la mayoría de los casos, si no en todos, pasan en el camino y en nombre del tal aprendizaje por hacer sufrir y violentar al bebé. Los “tiene que aprender” van acompañados de “déjalo llorar”. Son casi sinónimos. Si el bebé “tiene que aprender” a esperar dos horas o tres entre toma y toma, quiere decir que si pide teta antes de ese tiempo, una no se la debe dar, por tanto hay que dejarlo llorar (seguirá llorando pues su necesidad no está siendo atendida… a no ser que “aprenda” la desilusión). Si uno le da el pecho 10 o 20 o X minutos y luego se lo quita porque esa es la indicación, el bebé probablemente llore, ahí inmediatamente vendrá el ”tiene que aprender”, que nuevamente querrá decir “déjalo llorar”, (otra vez, sin atender su necesidad) Igual para hacerlo dormir: si llora, no lo levantes, pues “tiene que aprender” a dormir solo; o sea, déjalo llorar. Y probablemente estos métodos funcionen y sean muy efectivos para esos aprendizajes, seguro. Pero lo que yo me estoy preguntando es si el bebé realmente “tiene que aprender” todo eso, si lo tiene que aprender en ese momento tan temprano y para quién tiene que aprenderlo. Si lo vemos desde el bebé, ¿es esa realmente su necesidad?, ¿llorar y no ser atendido?, ¿recibir experiencias de frustración en lugar de satisfacción de sus necesidades?, ¿pasar tan pronto por la vivencia de ser él quien se tiene que acomodar para hacerle la vida más fácil a sus padres?
Me he preguntado si tiene que ser así, si no puede haber un equilibrio o un término medio… En cada caso o ejemplo concreto lo he encontrado difícil, me ha parecido cada vez que siempre se toma una opción u otra. Claro que es imposible estar siempre 100 por ciento de un lado o del otro… Y me pregunto si el equilibrio mayor tal vez no estará en los momentos de la vida, quiero decir, hasta que nuestro bebé ha nacido hemos sido nosotros los priorizados por otro, probablemente, y luego, por nosotros mismos: hemos priorizado nuestra vida de pareja, nuestro desarrollo profesional o lo que sea. ¿No será acaso, cuando se tiene un recién nacido, un momento de ceder nuestro lugar de prioridad -y de búsqueda de nuestras comodidades-, por el bienestar de nuestro pequeño? ¿Es que acaso razones de “comodidad” nuestras pueden estar al mismo nivel o por sobre las de “necesidad” suyas, en un momento tan fundante de su desarrollo?
Y con esto no quiero negar para nada lo difícil de la tarea. Lo duro, lo agotador, el cansancio y hasta la desesperación que una como madre llega a sentir. Nada menos cierto que la imagen de la maternidad color rosa que nos han vendido. Es mucho más difícil de lo que una pudo imaginar y prever, estar a disposición de otro. Se habla del estado de dependencia de los bebés, pero no se nos advierte sobre el estado de dependencia en el que una también entra. No es fácil imaginar lo difícil que esto puede llegar a ser. Lo desconcertante, abrumador… En fin, pues, creo que es una tarea muy exigente con una misma… Solo para empezar, exige tolerar lo inestructurado, lo caótico o desordenado que todo parece volverse. Pero más que desorden, creo que se trata de la transformación absoluta y repentina de un orden anterior, en bastante grado imprevisible. Y esto nos sorprende, casi nos asalta. Pero creo que también nos reta y confronta, confronta nuestros límites y nos exige extenderlos. Tal vez el intentar poner horarios fijos dé una ilusión de tener todo ese caos bajo control, tal vez dé un aparente orden… a una. ¡Y por supuesto que una siente que lo necesita! Pero, nuevamente, volviendo al inicio y volviendo al bebé, me pregunto qué puede darle a él que su madre se ofrezca “con los minutos contados”. Me pregunto si no será un momento de “crear” un nuevo orden, no desde los relojes, sino dentro nuestro, un orden “de otro orden”, que no pase por someter o controlar a nuestro bebé, sino que nos permita dar cabida a lo que antes no existía… y entrar juntos a habitar –temporalmente-en una nueva sensación del tiempo.
Carolina, Mamá de Nina hace 4 meses y diez días
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domingo, 10 de agosto de 2008
La vuelta. parte dos
Esta vuelta también coincide con lo que podría llamarse “Aniversario de concepción de Nina”.
Fue hace aproximadamente un año, por estos días un espermatozoide acaba de llegar al ovulo y se iniciaba la multiplicación celular, el cigoto, el embrión y Nina.
Es probable que haya sido en un lugar fuera de Lima, quizá en Lunahuana, en el Refugio de Santiago y a donde viajamos a pasar las fiestas patrias. Pudo haber sido también durante el mensaje de Alan García.
Después, los primeros días de agosto viaje solo a Pucallpa. Unas breves vacaciones, ganas de estar solo y un breve “retiro espiritual”. Un breve viaje sin rumbo, quería ir a la selva y entre otras cosas me la pase leyendo un libro de Hanif Kureishi que se llama “Mi oído en su corazón”, una especie de autobiografía a través del vínculo que el escritor tuvo con su padre: “una cosa que sí ves, aunque lleva toda una vida entenderla, es que el ser humano –tus padres y también tú – es imposible de conocer a fondo. Después de todo esto, el sentimiento que tengo respecto a mi padre es el que puedes tener sólo después de conocer a alguien mucho tiempo: el de que en realidad no le conoces en absoluto.”
Aquellos días el tema de la paternidad me tocaba de menaras diversas. Finalmente seguía sin saber quién fue mi padre, el hombre del que solo conservo unas cuantas fotos.
En aquel viaje no sabía que mi chica estaba embarazada, que iba a ser padre y que durante esos días las células comenzaban a multiplicarse. Nos enteramos recién, a los pocos días de haber regresado, un diez de agosto, un día como hoy…
Fue hace aproximadamente un año, por estos días un espermatozoide acaba de llegar al ovulo y se iniciaba la multiplicación celular, el cigoto, el embrión y Nina.
Es probable que haya sido en un lugar fuera de Lima, quizá en Lunahuana, en el Refugio de Santiago y a donde viajamos a pasar las fiestas patrias. Pudo haber sido también durante el mensaje de Alan García.
Después, los primeros días de agosto viaje solo a Pucallpa. Unas breves vacaciones, ganas de estar solo y un breve “retiro espiritual”. Un breve viaje sin rumbo, quería ir a la selva y entre otras cosas me la pase leyendo un libro de Hanif Kureishi que se llama “Mi oído en su corazón”, una especie de autobiografía a través del vínculo que el escritor tuvo con su padre: “una cosa que sí ves, aunque lleva toda una vida entenderla, es que el ser humano –tus padres y también tú – es imposible de conocer a fondo. Después de todo esto, el sentimiento que tengo respecto a mi padre es el que puedes tener sólo después de conocer a alguien mucho tiempo: el de que en realidad no le conoces en absoluto.”
Aquellos días el tema de la paternidad me tocaba de menaras diversas. Finalmente seguía sin saber quién fue mi padre, el hombre del que solo conservo unas cuantas fotos.
En aquel viaje no sabía que mi chica estaba embarazada, que iba a ser padre y que durante esos días las células comenzaban a multiplicarse. Nos enteramos recién, a los pocos días de haber regresado, un diez de agosto, un día como hoy…
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La Vuelta. Parte uno
Han pasado más de dos meses y unos 77 días desde la última vez que posteé en el blog. Hace algunas semanas que quería volver, pero la falta de tiempo en estos meses han coincidido desgraciadamente con una sobrecarga de trabajo, la producción de un nuevo programa de televisión y la mayor parte del resto del tiempo, me la he pasado con la pequeña Nina. Sin tiempo de entrar al blog. Hace varios meses que no puedo leer un libro. Hace varios meses que no vamos al cine. Hace varios meses que no salimos de noche. Digamos que hace varios meses nuestra vida social desapareció. Nina se duerme entre las nueve y las doce que es la hora que normalmente pasó con ella de lunes a viernes cuando regreso del trabajo. Definitivamente, un tiempo demasiado intenso. Momentos para disfrutar y fluir a través de la “paternidad”. Creo que soy un padre “chocho”, babeo y babeo por ella y la disfruto. Me vuelve loco.
Hace varias semanas que tenía muchas ganas de encontrar un tiempito para sentarme a escribir y volver. No sabía de qué, hay tantas cosas al mismo tiempo en juego. Tampoco sabía si cambiar hasta el nombre del blog. Pero bueno, simplemente quería volver, volver a darme este tiempo.
Mientras tanto, ella acaba de cumplir cuatro meses.
Hace varias semanas que tenía muchas ganas de encontrar un tiempito para sentarme a escribir y volver. No sabía de qué, hay tantas cosas al mismo tiempo en juego. Tampoco sabía si cambiar hasta el nombre del blog. Pero bueno, simplemente quería volver, volver a darme este tiempo.
Mientras tanto, ella acaba de cumplir cuatro meses.
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domingo, 18 de mayo de 2008
Por qué no te duermes preciosura 2
No me queda otra que recordar un comercial de televisión, creo que podría protagonizar la segunda parte: papá intentando hacer dormir a su pequeña.
El baño de Nina
Desde sus primeros días, el baño es uno de los momentos que más disfruta la pequeña Nina. Sus baños por lo general son todas las noches entre ocho y media y nueve. A la pequeña Nina le encanta bañarse. Participamos del ritual su mamá, su abuela y yo. Prácticamente no llora y disfruta del agua tibia mezclada con manzanilla. Le gusta estar boca arriba pero por sobretodo, estar boca abajo, donde estira sus piernas y mueve el cuello.
El baño es uno de sus momentos de mayor placer y calma. Instantes de serenidad. Reencuentro con nuestra condición de anfibios
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El baño es uno de sus momentos de mayor placer y calma. Instantes de serenidad. Reencuentro con nuestra condición de anfibios
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Por qué no te duermes mi preciosura...
Le dimos de lactar, le dimos unas gotitas para los gases y finalmente la pusimos sobre la cunita. Comenzó a llorar y me propuse con paciencia hacerla dormir.
Comienza llorando 16 minutos seguidos llegando a tener como cuatro picos de llanto intenso ante los cuales solo me queda sonreír sorprendido ante tanta fuerza con la que llora, luego se calma unos diez minutos, los ojos a punto de cerrarse y de nuevo a llorar son sus correspondientes picos para volver a calmarse después de diez minutos y los ojos nuevamente a punto de cerrarse, entre dormida y despierta, pero no cierra los ojos aunque los parpados le pesan y nuevamente estalla el llanto por tercera vez, otros minutos más de escucharla con la consigna de no sacarla de la cuna, le hablo, le canto hasta cancioncitas en latín y comienza a calmarse, calla, por ahí hasta sonríe, nuevamente los ojos a punto de cerrarse, vuelve a estallar un llanto más, pero corto, de unos dos minutos y vuelve a calmarse y esta vez, después de varios minutos de espera por fin , sus ojitos llegan a cerrarse y comienza dormir.
Estoy con ella diez minutos, dejo de moverle suavemente su cunita, voy bajando el suave modular de mi voz, las luces están bajas, ya llevo un poco más de una hora y quince minutos intentando hacerla dormir, todo es ya quietud, espero que pueda dormir al menos unas tres horas pero de pronto, cinco minutos después de haberme parado sucede lo peor: nuevamente estalla en llanto, le pongo el chupón y nada, sigue llorando y llorando y esta vez ya no jalo, se agoto mi paciencia, me ha puesto en jaque, llevo varias horas sin dormir y de mis labios ya no pueden salir palabra de amor, provoca decirle “cállate carajo! pero le digo a su mamá que se encargue y salgo despavorido de la habitación.
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Lactancia: la ballena azul
Estos animalitos realmente sí que lactan. Se trata de la Ballena Azul. En algunos ejemplares se han encontrado longitudes de 33 metros y pesos de 190 toneladas, con tamaños ligeramente superiores en las hembras que en los machos.
Durante el periodo de lactancia (unos 10 meses), las hembras poseen en cada uno de los surcos mamarios una glándula que mide alrededor de 2 m. de longitud, 60 cm. de ancho y 30 cm. de espesor. Una cría de Ballena Azul puede ingerir por encima de 600 litros de leche por día, y doblar su peso en una semana.
Durante el periodo de lactancia (unos 10 meses), las hembras poseen en cada uno de los surcos mamarios una glándula que mide alrededor de 2 m. de longitud, 60 cm. de ancho y 30 cm. de espesor. Una cría de Ballena Azul puede ingerir por encima de 600 litros de leche por día, y doblar su peso en una semana.
Séptima Semana
Vamos pasando los avatares propios de los padres primerizos. Para comenzar, ya más relajados con el tema del peso. La pequeña Nina esta en los tres kilos y medio y la última semana subió 300 gramos. La dieta alimenticia de la mamá ha estado acompañada de un par de litros diarios de agua de quinua con manzana y mates preparados con hinojo para tener más leche. Hace cuatro días hemos dejado de darle leche de fórmula. Y lo más importante, la mamá va ganando seguridad en relación a su propia producción de leche que se va regularizando. Pienso en las distintas presiones a las cuales de una u otra manera una madre primeriza puede estar sometida: qué tanta leche es capaz de producir, que si la leche materna o si la leche en fórmula, que si eres una madre apta o no apta, una buena madre o no.
Probablemente, estas primeras semanas han sido más fuertes que el embarazo mismo. Más allá de las despertadas de madrugadas, los llantos, los cambios de pañales, que si debe dormir en la cama o en la cuna y por supuesto, también todos aquellos momentos de pleno disfrute; lo que más me impresionó inicialmente fue todo lo que implicaba la lactancia. De la lactancia tenía tan solo breves imágenes de mujeres dando de lactar en distintas circunstancias y nada más. Desconocía absolutamente lo fuerte e intenso que podía ser. Normalmente se tiende a presentar el lado más idealizado de la lactancia, todos hablan de sus beneficios como alimento y como vínculo afectivo. Pero recién en la práctica misma, uno descubre los puntos límites donde es básicamente la mujer quien sufre los mayores estragos. Hay tramos que llegan a ser agotadores, extenuantes y hasta dolorosos. Por momentos, mi chica me pide un chocolate para disfrutar del placer de su sabor y le escucho preguntarse qué ha sido del placer del cuerpo, pues hay momentos que se viven como la suma de un cúmulo de sensaciones displacentareas. La bebita es un pequeño mamífero convertida en vampiro que se alimenta de leche, prendida durante horas a la teta en prolongadas jornadas, confinando a su madre a ser prisionera en un metro cuadrado, sin poder levantarse y por momentos, ni siquiera poder ir al baño. Las jornadas interminables de madrugada que se juntan con la falta de sueño, los dolores de cintura y de columna y la bebita que no abandona la teta, pide más y más; el cuerpo y la mente llega a un punto cercano al colapso. Pueden llegar momentos un tanto loqueantes, el síndrome “lanza al bebe por la ventana” y entiendo entonces varias cosas: por qué existe la depresión post parto, por qué el crimen de una mujer en circunstancias como estas puede tener ciertos atenuantes, por qué la ley prevee al menos tres meses de licencia para la madre e incluso, entiendo con justa razón, por qué una celebración como la del día de la madre.
Todo me remite también a nuestra condición de frágiles animales mamíferos, donde lo natural y lo cultural se han confundido con el tiempo. Cómo era tener hijos en la época de la cavernas, en la edad media o hace un siglo. Por lo general como especie intentamos omitir nuestra condición de simples mamíferos, me parece curioso y fascinante contemplar la calle e imaginar que absolutamente todos, en mayor o menor medida fuimos unos pequeñines indefensos prendidos en algún momento a una teta. La pequeña Nina es básicamente un mamífero.
Pero pasan las semanas y también nos vamos adaptando. El buen humor es fundamental, sobre todo algunos comentarios de humor negro. Mientras tanto, los días también te dan otras tantas cosas que valen la pena, como esos momentos en que surge una conexión comunicativa con ese pequeñito ser, o sus primeros balbuceos, o cuando vas descubriendo como su mirada comienza a detenerse en la luz o cuando su cuerpo arroja un suspirito y algo en ella se relaja.
Estamos pasando probablemente el tramo más difícil, estamos llegando al mes y medio y todos dicen que son los primeros tres meses los más duros.
Mientras tanto, ahora que encuentro unos breves minutos para entrar a la computadora y escribir en el blog, voy escuchando algunas divertidas carcajadas de la mamá que vienen de la habitación de a lado, ha terminado de darle de lactar y juega con su pequeña cachorrita.
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viernes, 18 de abril de 2008
Impresiones: Primeros trece días
1
En estos primeros días el tema de preocupación ha sido la evolución del peso de la pequeña Nina. Su peso todavía esta por debajo del peso normal que debería tener para los días que tiene. Nació con 2.850 kilos y bajo hasta 2.540 y ahora en el día trece tiene 2.700, según las últimas mediciones del pediatra, esta subiendo a un promedio de 30 gramos por día. Este es el tipo de tema que para unos padres primerizos como nosotros resulta inevitable cierta preocupación. La cantidad de leche que lacta parece no es suficiente y hemos tenido finalmente que combinar con formula. Además tiene un ritmo muy particular de succión, es de las que se queda dormida con la teta en la boca y hay que estar despertándola. También hemos escuchado que el tema de las complicaciones con la lactancia es un caso frecuente en cesáreas. El acto mismo del parto natural es un estímulo tanto en la madre como en el bebé. Por ejemplo, el parto natural desencadena la oxitocina, una hormona que estimula la salida de leche.
El tema de la lactancia puede resultar un tema complejo física y emocionalmente.
2
Mitos y verdades sobre el chanchito. Se habla tanto del chanchito, que ponte al bebé sobre el hombro para sacar su chanchito, que no te olvides, siempre alguien opina sobre el chanchito. El pediatra nos dice que el chanchito solo se da básicamente con la leche de formula, no hay que estar sacando chanchito con la leche materna.
Es absolutamente cierto de que todos tienen algo que opinar. Uff!!!! Un bombardeo. Evidentemente con las mejores intenciones, a veces las opiniones pueden ser hasta contradictorias. Hay que aprender a reconocer las buenas sugerencias.
3
Las visitas. En algunos momentos han llegado a estar dentro de la habitación de la casa como nueve personas al mismo tiempo. Hay que aprender administrar el tráfico de visitas.
4
Que importante ha resultado el apoyo de la familia más cercana en estos días de ajetreos, especialmente mi suegra Charo y mi cuñada Lucía. Estoy muy agradecido.
5
Aprendiendo a cambiar los pañales. Por el momento lo vamos haciendo juntos. Hubo una madrugada en plena cambiadora y cuando ya estaba casi limpiecita que de pronto nos sorprendió y comenzó a orinar mojando parte de su ropa. Somos unos aprendices totales. Vamos aprendiendo que en ocasiones, en plena cambiada, la pequeña remata con un poco de pichi o un bonus de caquita. Voy aprendiendo a cambiarla, a pasar los algodones y las gacitas. Todo es más fácil cuando no llora, en cambio en pleno llanto que difícil resulta ponerle un pantaloncito, por Dios, que cantidad de brochecitos que puede tener la ropa de bebé.
6
Para las escaldaduras, Hipoglós, un nombre que se une a la nueva lista de nombres. Descubrimos incluso una crema mejor que se llama Weleda, una crema pañal de caléndula. Por otro lado, hay momentos de la madrugada en que las energías ya no dan más y da flojera tener que levantarse a cambiar los pañales. Hay un gran cambio generacional con el tema de los pañales, siempre las mamás de cierta edad hablan de los grandes beneficios del pañal desechable y los famosos pañales de antes que había que hervir. Sin duda, gran paso histórico. Sin embargo creo que falta todavía un paso más en el desarrollo de la tecnología de pañales. Un pañal que pueda quedarse al menos unas ocho a doce horas sin necesidad de ser cambiado, algo así como un pañal que se limpie así mismo por algún tipo de proceso químico que absorva y regeneré la pichi y la caca.
7
Es absolutamente cierto eso que escuchaba durante el embarazo: “Aprovechen en dormir, duerman!” Las madrugadas discurren entre una y otra despertada - hubo una noche que fueron unas seis- nuevamente con el llanto de la bebé, tener que pararse de la cama automáticamente, el cambio de pañales o en la cocina a las tres y media de la madrugada esterilizando un biberón y volver por fin a la cama a intentar dormir al menos un par de horas seguiditas. Unos segundos de breve y desgarradora nostalgia por aquellas noches que no volverán a ser las mismas. Siempre fui un dormilón, de los que cierran los ojos y en menos de un minuto ya están profundamente dormidos y no despiertan hasta el día siguiente a ritmo de varias sonadas de despertador, que suena cada diez minutos durante dos horas. Todo eso ha terminado, probablemente por muchos años. Cuándo tendré una nochecita para dormir de largo.
Pero quien si duerme bastante es ella. En principio, estos primeros días cuatro horas de vigilia en total durante el día. Todo el resto del tiempo es solo dormir.
8
Esterilizar los biberones en agua hirviendo. Que manera de hervir agua! Las medidas de salubridad. Nunca me he lavado en mi vida tantas veces las manos!
9
Ya saqué también la partida de nacimiento de la pequeña. En más de un momento estuve tentado de llamarla Nina Estrella. Pero finalmente, desistí y optamos por un nombre simple y puro: Nina.
Aunque para mi, entre nos, entre tú y yo, eres mi Nina Estrella.
10
A quién se parece. Desde los primeros días los comentarios que inspeccionan la fisonomía de la pequeña para identificar los parecidos tanto con el padre como con la madre, que si el tamaño de los ojos son de la madre, que si los labios del padre, que si de la mitad de la cara hacia arriba más se parece a la madre o si la forma de la cabeza se parece es del padre. Incluso, la cosa puede ir más allá: las orejas parecen del bisabuelo, es decir, tendría orejas grandes. Algunos hablan de una mezcla. Otros dicen que se parece más a mi, incluso me llaman Nino.
Aunque También dicen que los bebes en pocos meses cambian un montón.
11
Hace más de un año que deje de ir a terapia. Me pregunto de qué hablaría si todavía fuera. Por dónde va mi mente estos días. Las asociaciones que pasan por mi cabeza. Recuerdos. Fantasías. Miedos. Cuestionamientos. Deseos
Se tratan de días demasiado intensos, muchas cosas se remueven dentro de mi.
12
3.50 de la madrugada y una nueva despertada.
Nina termina de lactar y pasa a la cama junto a mi lado. Se queda despierta con los ojos súper abiertos. De alguna manera nuestras miradas se encuentran para establecerse algún tipo de contacto. Paso a su lado los mejores diez minutos de la madrugada.
Pese a que un amigo diga que esa fascinación es tan solo inicial, como todo lo nuevo, pasan algunas semanas y la bebita seguirá llorando. Por el momento, son suficientes esos pequeños encuentros con ella. Vivo y me permito disfrutar de mi condición de papá chocho, de esos que incluso anda tomando fotos de su hija y las puede mostrar a los amigos que vienen.
13
Las dos semanas de vacaciones llegan a su fin.
El lunes de vuelta al trabajo y me hubiera gustado que estas vacaciones se prolongasen por todo un mes. Inicialmente dos días de para por paternidad en mi trabajo que los sume a días pendientes de vacaciones del año pasado. Me gustaría vivir en Suecia en donde al parecer te dan nada más y nada menos que seis meses de para por paternidad. En estos días finalmente no he tenido ningún problema en dormir por partes y levantarme todas las veces que era necesario, al día siguiente no había que ir al trabajo. Todavía no conseguimos alguna chica que nos apoye durante algunas horas. Han sido dos semanas de duras tareas, por momentos sintiendo que hace buen tiempo no trabajaba tanto. Con algo de vergüenza diré que inclusive tres días no tuve tiempo ni de bañarme. El ritmo lo ha marcado la pequeña Nina que duerme un promedio de dos a tres horas y en donde hay que aprovecha en hacer todo lo que esta pendiente en ese lapso de tiempo. Vamos a ver qué pasa.
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lunes, 7 de abril de 2008
domingo, 6 de abril de 2008
viernes, 4 de abril de 2008
últimas horas
miércoles 02 abril
10.05pm. Regreso a casa de trabajar. Mi chica me cuenta que a eso de la siete de la noche experimento sus primeras contracciones mucho más fuertes. Es normal. Me enseña los maletines llevaremos a la clínica. La cesárea será en cuatro días, el domingo.
Jueves 03 de abril
8.20am. Nos bañamos juntos, vamos a extrañar la pancita. Mi chica disfruta escuchando comentarios sobre su pancita. Ella también la va a extrañar.
10.30am. Nueva ecografía. Al parecer la placenta ha subido un poco. Salimos con dudas que tendremos que resolver mañana con la ginecóloga. Si la placenta sube más ya no sería necesaria una cesárea.
6.30pm Comienzo a tomar Norflex y Celebrex. Hace tres semanas ando con un dolor en la zona del hombro, una mezcla de mala postura y probablemente tensión. En los últimos días algunas erupciones en la piel por estrés. Estoy comiendo bastante, antojos de última hora.
7.30pm Acompaño a mi chica a una cesión de pre natal en donde pasan un video sobre la cesárea. Se ve todo, como abren la piel y sacan al bebito.
No cierro los ojos, miro atentamente.
Viernes 04
11.00 En la clínica, cita con la ginecóloga. Me como un sánguche de pollo y un pionono.
11.37
Hacemos una ecografía final. Sus latidos y sus movimientos están bien. Tres kilos para 36 semanas. Veo a la pequeñita a través de la pantalla pero ya quiero tenerla junto a mi, muchísimas ganas de verla y tenerla en mis brazos. Confirmado, la cesárea será este domingo.
8.20pm.
Terminando de trabajar dejando todo listo, tomaré dos semanas de vacaciones. Quiero estar con mi hija. imagino cómo será nuestro primer encuentro, cuando nos veamos por primera vez.
Qué tipo de conexión se dará.
9.00 pm
De regreso a casa. Durante la tarde han seguido las contracciones de corta duración, duran entre tres a cinco segundos y en intervalos irregulares que van de cinco minutos o dos horas. Una manchita, un chorrito, un poco de líquido, una pequeña alarma. Hablamos con la ginecóloga. Podría ser el inicio de una ruptura de fuente. Le ha mandado reposo para evitar cualquier complicación. Estamos midiendo cada cuanto tiempo van las contracciones.
Ha venido una pareja de amigos donde ella esta también embarazada. Comimos chifa y brindamos. En una semana ya la pequeña estará en casa con nosotros.
Cómo será mañana sábado. Me gustaría un día relativamente tranquilo.
Sábado 05.
8am. Salgo a montar un poco de bicicleta al malecón. Termino sentado en una banca del malecón con una mañana llena de sol que va despertando. Mi pensamientos divagan.
El dolor del hombro continua voy a seguir con el celebrex.
9.30. Labores domésticas como lavar platos, darles de comer a las gatas, cambiarles su arena, regar las plantas.
Mi chica tiene que guardar reposo. Anoche soñé con la pequeña Nina, como si tuviera tres años. También tuve una pesadilla, iba al banco y quedaba muy poca plata en mi cuenta y recién estaba a inicios del mes. Vendran varias tareas matutinas, últimos encargos para dejar las cosas listas.
11.07 am Mañana a esta misma hora ya estaremos en la clínica, la operación esta programada para las once.
Estamos a 24 horas.
7pm
Día de pequeños trajines: banco, algunos pagos y algunas compras en el supermercado. Mi chica a estado reposando durante la mañana pero ya a media tarde con algunos suaves acomodos. Ya esta listo el moisés en nuestro cuarto donde va a dormir la pequeña los primeros meses. Todo va quedando listo. Mi madre viene trayendo algunos regalitos para su primera nieta. Comienzo acomodar las cosas que llevaré a la clínica, yo también me voy a internar por tres días.
Mañana a estas horas ya estará cumpliendo sus primeras horas de nacida.
He comprado también una botella de vino para acompañar esta noche.
10.55pm
Mañana estaremos en la clínica a las nueve de la mañana.
Yo con la emoción de que mañana veré a la bebe. Mi chica con un poco de angustia por la cesárea, será su primera operación.
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martes, 1 de abril de 2008
El sueño de la maternidad
Cada vez que veo a mi chica preparando y alistando la ropa de la bebita pienso en ella de niña, cuando probablemente jugaba con muñecas y al mismo tiempo comenzaba ya su “preparación” para ser madre. La maternidad es de alguna manera volver a jugar a las muñecas, pero esta vez, la muñeca es de verdad. Me percato que por lo general, las mujeres en mayor o menor medida, sienten algo “especial” cada vez que se encuentran con ropa de bebitos. Como las enternece! Y les arranca algún tipo de emoción que las lleva a los populares y coreados “ohhhhhhh…” de los Baby Shawer. A cuantas mujeres les he escuchado decir que les encanta la ropa de bebés. Debo admitir que por diversas razones las tiendas de ropa y productos para niños no me entusiasman demasiado; aunque haga mis esfuerzos, estar ahí me puede llevar al mal humor. Por momentos es como acompañar a una mujer a comprar ropa. Quizá debí también aprender a jugar con muñecas. Me gustaría saber si es que hay hombres que disfrutan en ir con sus esposas a ver ropa para la futura hija y juntos disfrutan escogiendo los diseños para el primer o cuarto mes, calculando si es mejor manga larga o corta según la estación y decidiendo entre tal y cual color. La maternidad es un hecho cultural y también biológico.
Al ver esa panza que durante estos ocho meses ha cobijado a un ser que de ser un par de células paso a transformarse en un cuerpito cercano a los 50 centímetros. Es fascinante. Y la manera como los senos se van alistando para dar de lactar nos recuerdan también nuestra condición de mamíferos. Por otro lado, el habernos mudado de casa hace tres meses por iniciativa de ella que buscaba un espacio para cuando naciera su hija-cría, me remite a la imagen de la búsqueda del nido.
Hay también en la maternidad un lazo transgeneracional.
Para el nacimiento de la pequeña esta viniendo desde Arequipa su bisabuela. La bisabuela quiere además enseñarle a su nieta a bañar a la recién nacida. Hay una pequeña cuna, un moisés que han traído desde Arequipa para que duerma y que posee toda una carga simbólica: ahí durmieron las seis hijas de la abuela de mi chica, es decir ahí durmió su madre y después también, le toco a ella dormir en ese moisés que ahora, varios años después le toca a su hija. Más de tres generaciones de mujeres se entrecruzan.
En algún momento hemos discutido sobre que tanto tendría yo entrar a tallar en decisiones como el color de una colchita y decisiones mayores como más adelante, el colegio. Más allá del número y el tipo de decisiones
lo que estaba en juego entre nosotros era hasta dónde tendría yo que implicarme e involucrarme. Hasta qué punto hay cosas que pertenecen a esa categoría “cosas de mujeres”. Entonces apelaba al argumento de esas diferencias por momentos tan irreconciliables entre maternidad y paternidad. La manera de sentir y vincularnos con nuestra paternidad a través de roles marcados por la sociedad, la cultura y la biología. Pero ya veremos que pasa, será todo un tema y cuántos motivos de peleas ocasionará.
Me imagino que tendré que descubrir qué es la paternidad.
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El Hombre que nunca estuvo
Nina - Estrella: Tu padre aspira a descubrir la paternidad.
Me imagino que habrá un día en el que te contaré alguna historia acerca de la foto de este niño que es la foto de tu abuelo; una de las pocas fotos, de los pocos rastros que conservo de mi padre.
La paternidad también en transgenracional.
Me imagino que habrá un día en el que te contaré alguna historia acerca de la foto de este niño que es la foto de tu abuelo; una de las pocas fotos, de los pocos rastros que conservo de mi padre.
La paternidad también en transgenracional.
domingo, 23 de marzo de 2008
A dos semanas de la "hecatombe"
Faltan aproximadamente dos semanas y en estos días deberíamos estar decidiendo finalmente la fecha para la cesarea. Por ahí me comentaron incluso que chequeará la fecha y hora como para saber qué pasaba con los astros. Mientras tanto, muchas cosas van pasando en esta cuenta regresiva. Tenemos ya lo necesario por si la bebé naciera mañana. Las últimas semanas han sido visitas a tiendas de bebés, ropita de bebé, revisar distintos y múltiples utensilios que se requieren, el moisés, la cunita y el cuarto de la bebé. De una larga lista inicial de pendientes cada vez va quedando menos y todo va quedando listo. Mi chica comanda la operación. Durante las últimas noches se despierta a mitad de la madrugada en prolongados insomnios alimentados por temas diversos como la disposición de la cuna en el cuarto, dónde debería ir la bañera, dónde la vamos a cambiar de noche y hasta los beneficios de la criogenización.
Nuevamente vuelvo a pensar en cómo serán los días que vendrán dentro de dos semanas, cómo será cuándo la pequeña Rohdecita de un día para otro ya este con nosotros en casa. El comentario más frecuente sigue siendo el “aprovecha el tiempo”, “duerman!!!”, “olvídate, nada volverá a ser lo mismo”. Un bombardeo de comentarios y uno recibe muy pocas palabras de aliento y optimismo. Recuerdo aquellos días previos a mi matrimonio y por dónde iban los comentarios: “Qué estas haciendo!!!!” el matrimonio aparecía como una experiencia terrible y el fin de la libertad entre muchas otras cosas. Pero también descubro que si bien tiene sus lados “terribles” no lo es tanto como decían.
Nuevamente afloran los fantasmas de la realización personal, la familia, sus responsabilidades, los hijos, las labores de manutención y muchas otras responsabilidades de la vida adulta que nos alejan con el tiempo de nuestros planes y deseos, que nos alejan de nosotros mismos. El fantasma de la exclusión entre matrimonio-familia y proyectos personales, el miedo a tener que posponer lo tuyo. Hay muchas cosas que no he hecho en la vida y si no las he hecho hasta ahora solo ha dependido de mi y ha sido mi responsabilidad y dependerá de mi en adelante.
Que tanto cambiarán las cosas de un momento a otro y qué tanto comenzarán a cambiar poco a poco. Qué tanto iré cambiando yo, qué tanto cambiará mi chica ahora convertida en madre, cuánto cambiaremos como pareja, por dónde vendrán las peleas y los conflictos en esta nueva etapa; qué será de nosotros.
Hay algo que tengo claro, lo cierto es que durante los primeros meses tendré que acostumbrarme al ritmo de la pequeña, es imposible exigirle que se acostumbre a mis ritmos y tiempos. Siempre he sido muy exigente con mis tiempos, rutinas y hábitos. Tendré que acostumbrarme al ritmo de alguien con quien no es posible dialogar ni ponerse de acuerdo ni llegar a compromisos. La paternidad es una experiencia que supone necesariamente desprendimiento. Por momentos hay angustia, trato de llevar las cosas con serenidad y decirme que de lo que se trata también es de disfrutar la experiencia y que no necesariamente tiene que ser vivida como una hecatombe en nuestras vidas. Creo que mucho dependerá del valor que le de a la experiencia.
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