martes, 1 de abril de 2008
El sueño de la maternidad
Cada vez que veo a mi chica preparando y alistando la ropa de la bebita pienso en ella de niña, cuando probablemente jugaba con muñecas y al mismo tiempo comenzaba ya su “preparación” para ser madre. La maternidad es de alguna manera volver a jugar a las muñecas, pero esta vez, la muñeca es de verdad. Me percato que por lo general, las mujeres en mayor o menor medida, sienten algo “especial” cada vez que se encuentran con ropa de bebitos. Como las enternece! Y les arranca algún tipo de emoción que las lleva a los populares y coreados “ohhhhhhh…” de los Baby Shawer. A cuantas mujeres les he escuchado decir que les encanta la ropa de bebés. Debo admitir que por diversas razones las tiendas de ropa y productos para niños no me entusiasman demasiado; aunque haga mis esfuerzos, estar ahí me puede llevar al mal humor. Por momentos es como acompañar a una mujer a comprar ropa. Quizá debí también aprender a jugar con muñecas. Me gustaría saber si es que hay hombres que disfrutan en ir con sus esposas a ver ropa para la futura hija y juntos disfrutan escogiendo los diseños para el primer o cuarto mes, calculando si es mejor manga larga o corta según la estación y decidiendo entre tal y cual color. La maternidad es un hecho cultural y también biológico.
Al ver esa panza que durante estos ocho meses ha cobijado a un ser que de ser un par de células paso a transformarse en un cuerpito cercano a los 50 centímetros. Es fascinante. Y la manera como los senos se van alistando para dar de lactar nos recuerdan también nuestra condición de mamíferos. Por otro lado, el habernos mudado de casa hace tres meses por iniciativa de ella que buscaba un espacio para cuando naciera su hija-cría, me remite a la imagen de la búsqueda del nido.
Hay también en la maternidad un lazo transgeneracional.
Para el nacimiento de la pequeña esta viniendo desde Arequipa su bisabuela. La bisabuela quiere además enseñarle a su nieta a bañar a la recién nacida. Hay una pequeña cuna, un moisés que han traído desde Arequipa para que duerma y que posee toda una carga simbólica: ahí durmieron las seis hijas de la abuela de mi chica, es decir ahí durmió su madre y después también, le toco a ella dormir en ese moisés que ahora, varios años después le toca a su hija. Más de tres generaciones de mujeres se entrecruzan.
En algún momento hemos discutido sobre que tanto tendría yo entrar a tallar en decisiones como el color de una colchita y decisiones mayores como más adelante, el colegio. Más allá del número y el tipo de decisiones
lo que estaba en juego entre nosotros era hasta dónde tendría yo que implicarme e involucrarme. Hasta qué punto hay cosas que pertenecen a esa categoría “cosas de mujeres”. Entonces apelaba al argumento de esas diferencias por momentos tan irreconciliables entre maternidad y paternidad. La manera de sentir y vincularnos con nuestra paternidad a través de roles marcados por la sociedad, la cultura y la biología. Pero ya veremos que pasa, será todo un tema y cuántos motivos de peleas ocasionará.
Me imagino que tendré que descubrir qué es la paternidad.
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El Hombre que nunca estuvo
Nina - Estrella: Tu padre aspira a descubrir la paternidad.
Me imagino que habrá un día en el que te contaré alguna historia acerca de la foto de este niño que es la foto de tu abuelo; una de las pocas fotos, de los pocos rastros que conservo de mi padre.
La paternidad también en transgenracional.
Me imagino que habrá un día en el que te contaré alguna historia acerca de la foto de este niño que es la foto de tu abuelo; una de las pocas fotos, de los pocos rastros que conservo de mi padre.
La paternidad también en transgenracional.
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