domingo, 18 de mayo de 2008

Séptima Semana



Vamos pasando los avatares propios de los padres primerizos. Para comenzar, ya más relajados con el tema del peso. La pequeña Nina esta en los tres kilos y medio y la última semana subió 300 gramos. La dieta alimenticia de la mamá ha estado acompañada de un par de litros diarios de agua de quinua con manzana y mates preparados con hinojo para tener más leche. Hace cuatro días hemos dejado de darle leche de fórmula. Y lo más importante, la mamá va ganando seguridad en relación a su propia producción de leche que se va regularizando. Pienso en las distintas presiones a las cuales de una u otra manera una madre primeriza puede estar sometida: qué tanta leche es capaz de producir, que si la leche materna o si la leche en fórmula, que si eres una madre apta o no apta, una buena madre o no.

Probablemente, estas primeras semanas han sido más fuertes que el embarazo mismo. Más allá de las despertadas de madrugadas, los llantos, los cambios de pañales, que si debe dormir en la cama o en la cuna y por supuesto, también todos aquellos momentos de pleno disfrute; lo que más me impresionó inicialmente fue todo lo que implicaba la lactancia. De la lactancia tenía tan solo breves imágenes de mujeres dando de lactar en distintas circunstancias y nada más. Desconocía absolutamente lo fuerte e intenso que podía ser. Normalmente se tiende a presentar el lado más idealizado de la lactancia, todos hablan de sus beneficios como alimento y como vínculo afectivo. Pero recién en la práctica misma, uno descubre los puntos límites donde es básicamente la mujer quien sufre los mayores estragos. Hay tramos que llegan a ser agotadores, extenuantes y hasta dolorosos. Por momentos, mi chica me pide un chocolate para disfrutar del placer de su sabor y le escucho preguntarse qué ha sido del placer del cuerpo, pues hay momentos que se viven como la suma de un cúmulo de sensaciones displacentareas. La bebita es un pequeño mamífero convertida en vampiro que se alimenta de leche, prendida durante horas a la teta en prolongadas jornadas, confinando a su madre a ser prisionera en un metro cuadrado, sin poder levantarse y por momentos, ni siquiera poder ir al baño. Las jornadas interminables de madrugada que se juntan con la falta de sueño, los dolores de cintura y de columna y la bebita que no abandona la teta, pide más y más; el cuerpo y la mente llega a un punto cercano al colapso. Pueden llegar momentos un tanto loqueantes, el síndrome “lanza al bebe por la ventana” y entiendo entonces varias cosas: por qué existe la depresión post parto, por qué el crimen de una mujer en circunstancias como estas puede tener ciertos atenuantes, por qué la ley prevee al menos tres meses de licencia para la madre e incluso, entiendo con justa razón, por qué una celebración como la del día de la madre.

Todo me remite también a nuestra condición de frágiles animales mamíferos, donde lo natural y lo cultural se han confundido con el tiempo. Cómo era tener hijos en la época de la cavernas, en la edad media o hace un siglo. Por lo general como especie intentamos omitir nuestra condición de simples mamíferos, me parece curioso y fascinante contemplar la calle e imaginar que absolutamente todos, en mayor o menor medida fuimos unos pequeñines indefensos prendidos en algún momento a una teta. La pequeña Nina es básicamente un mamífero.

Pero pasan las semanas y también nos vamos adaptando. El buen humor es fundamental, sobre todo algunos comentarios de humor negro. Mientras tanto, los días también te dan otras tantas cosas que valen la pena, como esos momentos en que surge una conexión comunicativa con ese pequeñito ser, o sus primeros balbuceos, o cuando vas descubriendo como su mirada comienza a detenerse en la luz o cuando su cuerpo arroja un suspirito y algo en ella se relaja.

Estamos pasando probablemente el tramo más difícil, estamos llegando al mes y medio y todos dicen que son los primeros tres meses los más duros.

Mientras tanto, ahora que encuentro unos breves minutos para entrar a la computadora y escribir en el blog, voy escuchando algunas divertidas carcajadas de la mamá que vienen de la habitación de a lado, ha terminado de darle de lactar y juega con su pequeña cachorrita.


2 comentarios:

Erika. dijo...

Primero felicitarlos a los dos, porque Nina es realmente preciosa!

Me quito el sombrero por esa mami, que logro establecer la lactancia, que es bastante complicado y sobretodo siendo primeriza!

Enhorabuena de verdad, veras que luego aproximadamente a los 4 meses, mamam solo 5 minutos y ahi empezamos con el rollo, de porque mama tan poquito?, tendra suficiente?... Si antes mamaba 1 hora cada pecho!, pero es asi, mientras mas grande mas expertos y te vacian el pecho rapidito... Abran algunos baches de lactancia aprox a los 3 y 7 meses , el bebé demandara muchisimo, no te preocupes no es que no tengas leche, eso pasara y luego todo volvera a la normalidad.

Yo llevo 14 meses de lactancia y aveces extraño a ese pequeñito que se pasaba el dia enganchado a la teta, ya esta grande y casi destetado porque el lo quiere... Pero viene otro en camino asi que a volver a comenzar!

Un beso y felicidades otra vez!

P.D : El grupo de apoyo a la lactancia al que asisto ( aunque esra en España), ha abierto un foro en internet, sobre crianza y lactancia, si deseas usarlo me avisas!

Ana dijo...

Mis respetos para la mamá...
Yo no tengo hijos aún y confieso que el tema de la lactancia me aterra...
Se por varias amigas que varias veces puede ser doloroso y luego....
la fuerza de gravedad actúa sobre el cuerpo..

Que linda esa mamá...tienes tu nenita bebita y una super madre y mujer a tu lado!

un abrazo a los 3