martes, 26 de febrero de 2008

Nuestros primeros padres Adán y Eva




A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos:
con dolor parirás los hijos.
Hacia tu marido irá tu apetencia,
y él te dominará.»


Con mi chica pensábamos en las palabras del Génesis que dicen: “Parirás con dolor”. La famosa expulsión del paraíso y el castigo para la mujer de tener que parir con dolor. La vagina asociada al dolor y el placer. Recordé también en un divertido comentario que escuche de una mujer en una reunión: “No es lo mismo que te entre un plátano y que te salga una sandia..”
Eso es realmente cierto.

“Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer,
maldito sea el suelo por tu causa:
con fatiga sacarás de él, el alimento 
todos los días de tu vida.
 Espinas y abrojos te producirá,
y comerás la hierba del campo.
 Con el sudor de tu rostro comerás el pan,
hasta que vuelvas al suelo,
pues de él fuiste tomado.
Porque eres polvo y al polvo tornarás”

Si parir es el castigo para la mujer, el trabajo es el castigo del hombre. Aunque la mujer también trabaja hoy, la paternidad entre otras cosas esta asociada al rol de la manutención. ¿Cuánto supone económicamente la llegada de un hijo? Por más que ando chequeando precios de pañales y haciéndome una idea de cuantos pañales tendré que usar al día todavía no tengo claro un presupuesto y cuánto supondrá en soles la llegada de un nuevo ser a este mundo. He llegado ya a experimentar altas dosis de angustia, aunque no queda otra que serenarse y confiar en el futuro, en que las cosas vayan saliendo mejor. No queda otra que ser optimista. Dicen que todo Bebé viene al mundo con un pan bajo el brazo y voy descubriendo que es cierto gracias a familiares y amigos.




Hace algunos días prefería no mirar la lista de cosas que estábamos necesitando para el Baby shower, era preferible negar la realidad momentáneamente, pero después no ha quedado otra que enfrentarme con una lista que por momento parecía no terminar, con más de 60 cosas que tendremos que tener en las próximas semanas y muchas de las cuales no sé para que sirven. Me pregunto cómo era hace unos cincuenta años y cuáles eran las cosas indispensables que se necesitaban.

En la lista me encuentro cosas con las que supongo, tendré que irme familiarizando necesariamente en los próximos meses. Algunas palabras como “biberón” o “Chupón” me suenan conocidas. Comienzo a tomar conciencia de las diferencias entre Bodies y Bebecreces. ¿Qué es eso de Roponcito? me suena a ropa para muñecas. Me imagino que “la onza” será una nueva unidad de medida que comenzaré a usar. Tampoco sé qué es eso de “Tetinas de biberón anticólico” y muchas otras cosas que no tengo la más mínima idea ni qué son ni para qué sirven.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Hijo de mis entrañas



El otro día un amigo me preguntaba qué tal con la paternidad y no sabía muy bien que responder. Lo realmente lo fuerte vendrá con el nacimiento. Terminé hablando sobre “el ser acompañante”. De alguna manera hay algo en el proceso de la maternidad en que tan solo nos queda acompañar: jamás podremos saber lo que se siente llevar durante nueve meses algo que va creciendo dentro y que al moverse deja la sensación de “un pescadito dentro de la panza”

Una experiencia que realmente marca toda una diferencia radical: llevar durante nueves meses por dentro un ser que crece al interior y lo que supone, un vínculo distinto.

Esa expresión tipo “hijo de mis entrañas” es totalmente cierta.

La pancita sigue creciendo




Mientras tanto los movimientos de la bebita cada vez son más intensos. Puedo colocar la mano sobre la panza y sentir unos movimientos internos. En varias ocasiones durante el día se acomoda en alguna posición donde es posible palpar alguna parte de su cuerpecito. La pancita cada vez más grande, ahora esta en tan solo kilo y medio y para los nueve meses, es decir, dentro de nueve semanas, podría llegar a tres kilos. Ha comenzado a crecer aceleradamente.

Hay muchas cosas increíbles en todo como el poder de la vida. Por ejemplo, que esos tres kilos se puedan alojar al interior de un útero diseñado por la evolución.
Y pensar, que la vida quizá sea, una milagrosa combinación química.

Van 32 semanas



Faltan nueve semanas y continua la cuenta regresiva. Mi esposa lo dice muy bien: “Podría nacer dentro de dos meses como podría nacer mañana” Dentro de un par de semanas sabremos finalmente si la placenta continua baja o no, de eso dependería una cesaría.

Desde la semana pasada cuando recibo una llamada de mi esposa lo primero que viene a mi cabeza es que no haya pasado nada malo. Y si es que ya están comenzando las contracciones de un momento a otro, que no hayan complicaciones. Solo queda confiar en el poder de la naturaleza.

Un amigo me contó que entre los primates la duración del periodo de gestación esta en relación con el tamaño del cerebro, el destete, la madurez sexual y otros factores. Teniendo en cuenta las dimensiones de nuestro cerebro y otros factores, como especie nos correspondería un embarazo no de nueve meses, sino de ventiun meses.
De alguna manera como especie, todos somos prematuros.

Qué dicen los astros?



Según el horóscopo chino, Nina-Estrella será una niña Rata. Sus padres son buey y hay la historia que cuenta que la rata es conocida por haber “engañado” al buey.
Me gustaría saber qué dice el horóscopo chino al respecto.

lunes, 11 de febrero de 2008

Estrella y Nina




“En la noche brilla tu luz.
De dónde, no lo sé.
Tan cerca parece y tan lejos.
Cómo te llamas, no lo sé.
Lo que quieras que seas:
¡luce, pequeña estrella!”

(vieja canción infantil de Irlanda)

Estamos entre dos nombres: Estrella y Nina.
Por el momento, el que va gustando más es Nina.

Finalmente, mujercita



Hace pocos días, recién en la cuarta ecografía en la que además no pude estar presente, se pudo ver al fin con precisión, cual era el sexo del bebé. Me quedé con las ganas de verlo con mis propios ojos, dos días después volvimos a la clínica, esta vez con el padre presente y nuevamente, no se dejo ver. La pequeña mujercita resultaba siendo una bebé muy pudorosa.

El proceso de saber cuál sería el sexo del bebé ha sido un proceso de idas y venidas que ha durado más de seis meses. Todo comenzó con una ecografía inicial donde el doctor pronostico la formación del órgano sexual masculino, es decir, sería hombre. Esa primera noticia no me entusiasmo para nada, el azar de la naturaleza se imponía sobre mi deseo e incluso recuerdo que ese día, terminé con un intenso y migrañoso dolor de cabeza. Estaba demasiado ilusionado con la idea de una mujercita. Fue un golpe. Hace mucho tiempo que la había fantaseado, hasta había conversado con ella a través de juegos con Carolina, mi esposa. Descubría además, una profunda vocación de chancletero mientras caía rendido escuchando los relatos de hijas que adoraban a su papá.
Por el contrario, las fantasías del hijo hombre me resultaban complicadas. Qué tipo de padre podría ser yo, qué tipo de referente podría ser con mi escasa pasión por el fútbol y mis negados conocimientos sobre taladros, autos y otras tantas aficiones masculinas.

En las siguientes semanas intente irme haciendo de la idea de un hijo hombre, tampoco es que me pareciera terrible, no, pero buscaba reconciliarme con esa posibilidad. Mientras tanto, vinieron dos ecografías más donde por la posición del bebé era imposible saber su sexo y la incertidumbre continuaba. Comenzamos a pensar en Joaquín como un posible nombre.

Y recién ahora, al día siguiente de enterarme que definitivamente sería una mujercita me descubrí añorando a Joaquín. De pronto intuí qué pasaba con la figura del hijo hombre, por qué me resultaba más difícil y amenazante. El fantasma del padre ausente, la ausencia de un vínculo que es parte de la identidad, un vacío poblado de fantasías y preguntas sin respuesta. Descubría una ilusión a la que le temía: el vínculo padre-hijo y la posibilidad de una experiencia de sanación, de alguna manera, cerrar una especie de circulo en la vida.

Finalmente, la paternidad sigue siendo una puerta abierta y tampoco hay que cargar demasiado a los hijos. Simplemente, alguna vez tuve la pesadilla de desaparecer y salir huyendo a los pocos meses del embarazo, pero ya van siete y no he huido.