domingo, 7 de octubre de 2007

Semana Doce



El bebé tiene 10 semanas de vida y ya es un fetito que mide 6 cm, pesa unos 22gr y está totalmente formado.
Los dedos de sus manos y pies están separados y comienzan a definirse las uñas. El esqueleto continúa creciendo y los huesos están más fuertes, pero aún flexibles. El sistema nervioso está madurando cada día. Se mueve muchísimo pero aún su mamá no puede percibirlo. Ya comienza a alimentarse en un 100% a través del cordón umbilical y la placenta.
El útero ha crecido bastante y está comenzando a elevarse sobre el hueso pélvico por lo que la guatita empieza a sobresalir.

Hoy su mamá se puso por primera vez ropa de embarazada y se muere de ganas de que la pancita aparezca.

Mi foto embarazado




Por lo pronto, mi panza supera a la de la mamá, mi panza probablemente sea una pancita de cuatro meses... ya veremos

La Chica Nausea




Van tres meses y estamos ingresando a la Semana doce. Desde hace seis que las famosas sensaciones de náuseas comenzaron, y han estado prácticamente durante medio embarazo. Por estos días mi chica se ha convertido en “la chica nausea” y la consigna ha sido: “Aguantando las nauseas, resistiendo los vómitos”.

A qué se deben las nauseas? Parece son provocadas por cambios en el funcionamiento del aparato digestivo de la mujer. Estos cambios son producto de la aparición de las hormonas placentarias, especialmente la gonadotrofina coriónica y la progesterona. Estas hormonas hacen que el proceso digestivo sea mucho más lento y por esta razón los alimentos permanecen más tiempo en el estómago, generando los dichosos malestares.

Hay sensaciones asociadas a una resaca como los escalofríos en la cama, el paso de frío a calor, algún olor que produce una arcada, una comida que no te apetece y nuevamente estar junto al water, de nuevo con las arcadas, el vómito y la bilis. Para mi chica, existe un parecido entre una resaca y esa sensación de nauseas del embarazo. (pero algo así como la resaca más larga de la vida!)

Tampoco es que se la pase vomitando todos los días y a toda hora, aunque la sensación de nausea es más o menos permanente pero los vómitos si son esporádicos. Solo hace tres semanas hubo una mañana en que vomitó cinco veces, incluso bilis. Vomitar no es una sensación agradable y a veces le da miedo vomitar sola, prefiere hacerlo cuando hay alguien en casa. Por el momento, lo importante es estar alertas a la sensación de hueco en el estómago que en ocasiones degenera en nausea.

El régimen alimenticio ha cambio durante estas últimas seis semanas. Cinco comidas al día, comidas pequeñas en vez de las tres de siempre, de lo que se trata es de evitar el estomago vacío. Tampoco puede comer demasiado porque la digestión se hace lenta y además va sintiendo rechazos por la comida. El espectro de posibilidades para comer se reduce. Por ejemplo, te puede provocar de pronto más un panqueque que un pollo sancochado, no sabes muy bien que le va a provocar en las próximas horas, lo importante es tener en la refri por ejemplo algunas variedades que obedezcan a ciertas tendencias gustativas de los últimos días. Por otro lado, tampoco ha sido una embarazada de grandes antojos, desde niño siempre escuche eso que a las mujeres embarazadas les venían grandes antojos, hasta escuche alguna vez cosas tipo un helado de mango a media noche, ufff jamás me levantaría de madrugada para ir a buscar un helado de mango, jamás ni de niño y debo confesar que ni de grande ahora, aunque quien sabe. Pero bueno, felizmente no es el caso.

Tampoco hay mucha tolerancia a ciertos olores. Olores de la cocina como el ajo, el aceite de oliva caliente, el olor a comida muy intenso, pero también están los detergentes en la ropa o en las sabanas o el jabón con el que me lavé la cara hace algunas noches. El agua le da rechazo, los sabores y olores muy intensos. También la comida pasada, de días anteriores.

Mientras tanto vienen los consejos de tías y amigas. Por ejemplo, que chupe caramelos de limón -pero no funcionó- o que coma galletas club social que tienen una función calmante por lo saladitas…. Su primo le mando un articulo sobre las cualidades de la recientemente famosa linaza en el que habla de ciertos beneficios durante el embarazo. Y por supuesto está su Doctor Chung, el acupunturista, del cual creo habrá que contar más cosas después, y que finalmente hasta yo he terminado “creyendo”. Mientras tanto tiene que ir tomando unas pastillas para que la ayuden con todos estos procesos y síntomas (Gravol y Primperan) Algunas pastillas la duermen y producen mucho sueño, las últimas noches a eso de las diez ya esta dormida y a veces sospecha de mi, cuando le pregunto si ya tomo sus pastillas, si mi intención es por que ella este bien o para que se quede dormida y yo pueda ingresar a la computadora –dentro de algunos meses, mis noches no volverán a ser las mismas-

Aunque lo esta llevando de un modo admirable, comprendo que por momentos ya este aburrida y cansada de toda esta molestia hormonal. Un día me dijo que pena que no pudiéramos cambiar por solo un par de horas de sensación, cosa que además es cierta, sería maravilloso. No sé si yo podría llevar todo un embarazo, pero a la hora de la hora, si me tocará igual lo haría, lo cierto es que no nos toco estar diseñados para eso, a veces me sorprende imaginar que en ciencia ficción sería posible un mundo habitado solo por mujeres, donde lo único que conservarían del hombre sería el esperma, que para ingresar al cuerpo de una mujer ni requiere del hombre sino de una inyección, es decir a un nivel biológico teóricamente al menos somos absolutamente prescindibles.

En fin, lo cierto es que la naturaleza encontró esa manera de reproducción, en el cual a los hombres no nos toca vivir esa perspectiva definitivamente distinta, la de sentir cómo durante nueve meses algo se irá gestando dentro de tu cuerpo para ser tan parte de ti durante nueves meses. … Eso también marca la diferencia de nuestro vínculo. Esa experiencia tiene un precio, el cuerpo ha comenzando toda una transformación de la cual por lo general las mujeres se enorgullecen fascinadas, el embarazo, esa experiencia que los hombres estamos negados de experimentar.