miércoles, 5 de marzo de 2008

A prácticamente un mes



En estos días las conversaciones que genera el embarazo van derivando entre otras cosas en los famosos dolores del parto. Por distintos lados, ya sea la suegra, algunas tías o amigas que han pasado de cerca por la experiencia, lo cierto es que los relatos se van centrando en los distintos momentos del parto. Comienzo a entender qué es eso de romper fuente y esa sensación semejante a orinar, cuál es la función de las famosas contracciones y las dilataciones, cuándo ir al hospital, la epidural, el momento de pujar y los dolores. Cada mujer reacciona emocional y físicamente a su manera, pero finalmente el cuerpo obedece a una programación que data de varios millones de años.

Están las historias de los hombres que deciden no entrar a la sala de partos y que el momento del parto tiene algo impresionable, o aquellos que han entrado a la sala de partos y han sufrido algún tipo de desmayo. Un amigo me relataba el momento en que estuvo junto a su esposa en el parto, contaba como iba saliendo lentamente el cuerpecito de su hijo, la primera aparición de la cabeza, los hombros y el resto del cuerpo, el color y su textura, y la sensación que tuvo al cortar el mismo el cordón umbilical de su hijo. La escena del parto se convierte en una de esas experiencias para nunca olvidar. Al escucharlo provoca que el parto sea natural y estar presente.

Ayer tuvimos una ecografía, la placenta no ha terminado de subir y por lo tanto se tendría que programar una cesárea. En estos días escuche un relato sobre la experiencia de cesárea y que también tenía sus momentos de emoción. La mujer esta despierta, esta básicamente consciente, la operación es muy rápida y pronto aparece la criaturita para encontrase cara a cara con la mirada de su madre. Dos amigos de la madre estuvieron presentes.

Inicialmente la clínica en donde dará a luz mi chica tiene en el reglamento que ni el padre ni parientes pueden estar presentes durante la cesárea. Tendré que ir pensando algún argumento para acceder a la sala de operaciones. Me gustaría estar con mi chica y participar de la sensación de esos primeros momentos de su llegada, de su cuerpecito arrugado y de su primer llanto. Conectarme con esa condición de recién llegadita al mundo. Mientras tanto en los próximos días habrá que ir programando la operación, sería como para el cinco de abril, es decir, a tan solo de un mes.

No hay comentarios: