lunes, 24 de septiembre de 2007

Ocho Semanas




Hace ocho semanas, bastó que solo uno de los 500 millones de espermatozoides que viajaban a la velocidad de tres milímetros por minuto, alcance el óvulo y llegue a fecundarlo. La célula humana más pequeña, se unió a la más grande. Y entonces empezó esa especie de milagro químico: la división celular, el encuentro inicial de dos células que se convertirán luego en un ser formado por trillones de células.

Todos los rasgos del cuerpo humano, las extremidades, órganos, músculos y nervios se irán definiendo durante las primeras nueve semanas que serán las más frágiles. A las dos semanas, ya era una masita embrionaria que media 1.5 milímetros y del tamaño de la cabeza de un alfiler. A la cuarta semana, uno de los primeros órganos en formarse fue el corazón que empezó a latir a 80 pulsaciones por minuto. Fue durante esta semana la primera vez que lo vimos en la ecografía, era “puro corazón”. Mientras tanto, las patitas, las manitos y los rasgos de la cara se han ido bosquejando, sus orejas, boca y nariz se han hecho visibles y ahora, a las ocho semanas va dejando de ser un embrión para parecerse ya a un pequeño humano.

Recién han pasado los primeros 58 días y quedan todavía aproximadamente 221 días por delante. Es asombroso, dicen que el alma pesa 21 gramos pero él-ella apenas esta pesando cinco gramos, mide tan solo treinta milímetros y esta terminando su octava semana de existencia. Su singularidad es todo un misterio aunque parte de su aspecto, carácter y hasta vulnerabilidad a ciertas enfermedades se dice que podrían pronosticarse desde la misma fertilización. ¿Qué será? ¿Será hombre o mujer? ¿Cómo será?, ¿una personita inquieta y curiosa, tímida o extrovertida?, ¿será callado o parlanchín?, ¿cómo será su sentido del humor?, ¿qué tan inteligente será?, ¿será ansiosito o sereno, valiente o temeroso?, ¿qué tan sensible?, ¿será fuerte y arriesgado?... ¿Cómo será? Por el momento, los pequeñísimos dedos de las manos y los pies tienen ya sus huellas digitales que no cambiarán hasta el final de su vida.

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